No lo creo. No creo que tú atraigas lo malo que te sucede. La vida es una espiral en la podemos mareamos tanto, que no siempre tomamos las decisiones adecuadas. Creo que pase lo que pase en tu vida, ahora, estás haciendo lo mejor que puedes.
No creo que tengas un patrón de relaciones más fuerte que lo que ya sentencia el patriarcado para ti. Me niego a creer que lo que otros hacen con tu amor, con tu ternura y con tu confianza, sea tu culpa. Aprender a soltar la inocencia es importante para sobrevivir, pero jamás será tu culpa cuando alguien se aproveche de esta inocencia, que has aprendido como algo obligatorio para ti y para todas las mujeres.
No creo que tengas defectos tan grandes como los que la gente dice que tienes. Puedo no conocerte, o conocerte y no caernos bien. Todas las personas podemos ser horribles, y en otros momentos hacer que el mundo mejore con una mirada o una acción. Las identidades son complejas, nunca somos las mismas y aunque es deseable actuar de la mejor manera posible, tenemos permiso de equivocarnos, de hacerlo mal para variar.
No lo creo. No creo que sea tu culpa. No creo que el cambio esté -sólo- en ti. No creo que merezcas tanto peso, tanto dolor y tanta carga. Me niego a aceptar que el estado de las cosas sea el adecuado. Sé que sufres, sé que algunas veces no hay hacia dónde voltear, dónde esconderse, cómo gritar. Y no puedo hacer mucho más que decirte que no es necesario ser tan dura contigo misma. Estás haciendo lo que puedes, así que acéptate como has aceptado a otros y procura darte el amor que intentas darle a los demás.
Sé paciente, se buena, sé amable contigo misma. Este mundo en el que vivimos jamás lo será.
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